El estrés en el trabajo aparece cuando las exigencias del entorno laboral superan la capacidad de las personas para hacerles frente o mantenerlas bajo control. No es una enfermedad pero, si se sufre de una forma intensa y continuada, puede provocar problemas de salud física y mental: ansiedad, depresión, enfermedades cardiacas, gastrointestinales y musculoesqueléticas.

Actualmente, el estrés se identifica como uno de los riesgos laborales emergentes más importantes. Estudios realizados en la Unión Europea sugieren que entre el 50% y el 60% del total de los días laborales perdidos está vinculado al estrés. Muchos de estos trabajos coinciden además en que el estrés se debe a un desajuste entre los individuos y las condiciones de trabajo (inseguridad laboral, tipo de contratación, horarios, etc.), la tarea (escasez o excesivo trabajo, monotonía, ciclos de trabajo breves o sin sentido, plazos ajustados de entrega, presión en el tiempo de ejecución, etc.) y la organización de la empresa (ambigüedad en la definición de funciones, poco apoyo en la resolución de problemas, ausencia de sistemas de comunicación y participación, etc.).

Los puestos de alta responsabilidad, entre los que se encuentran los desempeñados por directivos y, por supuesto, los de emprendedores y empresarios, que están sometidos a una tensión constante y a jornadas muchas veces sin límites, son un riesgo añadido para sufrir estrés laboral. No osbtante, el estrés en el trabajo puede afectar a cualquier trabajador de cualquier nivel, en cualquier sector y en empresas de cualquier tamaño.

Entre los síntomas más frecuentes que se perciben en un afectado por estrés laboral se encuentran reacciones emocionales (de irritabilidad, ansiedad, problemas de sueño, depresión, hipocondría, alienación, desgaste, problemas familiares); reacciones cognitivas (dificultad para concentrarse, recordar, aprender cosas, nuevas, tomar decisiones); reacciones conductuales (abuso de drogas, alcohol, tabaco, conducta destructiva) y reacciones fisiológicas (problemas de espalda, bajas defensas, úlceras pépticas, problemas cardiológicos, hipertensión).

Igualmente, para la organización tiene consecuencias como incremento del absentismo laboral, elevada rotación del personal, problemas disciplinarios, menor productividad, violencia y acoso psicológico, errores y accidentes o mayores costes de indemnización o atención sanitaria.

Existen, en el ámbito de una empresa, una serie de medidas preventivas en relación con la tarea y la organización del trabajo que pueden ayudar a prevenir el estrés de los trabajadores (teniendo siempre presente que el éxito de su implantación depende, en gran medida, de la iniciativa, la participación y el compromiso de todos los integrantes de la empresa). Así, nos ayudará a prevenir:

* Contar con descripciones claras y definidas de las tareas a realizar, de los medios materiales disponibles y de las responsabilidades, eliminando sensaciones de confusión e incertidumbre. Facilitar información sobre el papel y función del trabajo individual en relación al conjunto de la organización.
* Asegurarse de que existe compatibilidad entre las capacidades de los trabajadores y las tareas asignadas.
* Controlar la carga de trabajo (tanto el exceso como la falta de actividad pueden convertirse en fuentes de estrés).
* Establecer rotación de tareas y funciones en actividades tanto de alta exigencia como monótonas.
* Proporcionar el tiempo necesario para la finalización satisfactoria de una tarea, evitando prisas y plazos de entrega ajustados. Prever pausas y descansos.
* Establecer horarios laborales que, en la medida de lo posible, no entren en conflicto con las responsabilidades no relacionadas con el trabajo (vida social). Los turnos rotatorios deberían ser estables y predecibles y cualquier cambio comunicado con suficiente antelación.
* Facilitar la intervención personal sobre la tarea: favorecer la toma de decisión e iniciativa de los individuos en relación al control y forma de desempeñarse en su puesto de trabajo.
* Evitar ambigüedades en cuestiones como la duración del contrato de trabajo, promoción profesional… y potenciar las posiblidades de formación continua y estabilidad en el empleo.
* Fomentar la participación y la comunicación en la empresa.

Este tipo de medidas ayudarán a garantizar la mejora del ambiente laboral y la prevención del estrés en el trabajo tanto al empleado como al empleador: en muchos casos, la falta de límites claros entre la actividad personal y profesional de un emprendedor es el primer paso para vivir situaciones de estrés que afecten a la salud. Diseñar horarios de trabajo razonables, establecer pausas, prioridades y límites ayudarán al nuevo empresario a garantizar su bienestar.

Para más información, recomendamos consultar las páginas del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) y de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (OSHA), en las que abundan los documentos de libre consulta sobre este tema. La OSHA tiene además una guía electrónica específica que puede descargarse o consultarse online.

Artículo elaborado por los técnicos de la Oficina Técnica de Prevención de Riesgos Laborales de la CEL, financiada a través de la Fundación para la Prevención de Riesgos Laborales

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