Los trastornos musculoesqueléticos (TME) son los trastornos de salud relacionados con el trabajo más comunes, llegando a representar cerca del 60% de todas las enfermedades profesionales reconocidas. Se definen, según la Agencia Europea de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, como «alteraciones que afectan a estructuras corporales (músculos, articulaciones, tendones, ligamentos, nervios o huesos) y el sistema circulatorio, causadas o agravadas fundamentalmente por el trabajo y los efectos del entorno en el que éste se desarrolla».

Posturas forzadas, sobreesfuerzos, manipulación manual de cargas, movimientos repetitivos… están directamente relacionados con los riesgos para desarrollar trastornos musculoesqueléticos, entre los que se incluyen tendinitis, epicondilitis, epitrocleitis, síndrome del túnel carpiano, bursitis prepatelar, síndrome cervical por tensión y lumbalgia, entre otros.

Para prevenir o paliar los posibles daños asociados a este tipo de trastornos, recordamos  OCHO TIPS imprescindibles:

1. A lo largo de la jornada laboral se recomienda cambiar frecuentemente de posturas, de modo que la misma postura no se mantenga más que durante un corto espacio de tiempo.
2. Conviene evitar los movimientos de flexión, extensión y torsión excesivos.
3. Se recomienda  establecer un ritmo de trabajo adecuado, con periodos de pausa y descanso, especialmente ante tareas repetitivas.
4. En los trabajos sentado, resulta imprescindible mantener la espalda recta y alineada, bien apoyada en el respaldo de la silla y evitando tensiones en los hombros.
5. También en trabajos sentados, evitar inclinaciones hacia adelante, arqueando la espalda, y hacia atrás, exagerando la curvatura de la espalda.
6. Es conveniente levantarse y andar cada cierto tiempo cuando nuestro puesto de trabajo nos exige estar mayoritariamente sentados.
7. Al levantar cargas manualmente, se recomienda mantener los pies separados, las piernas flexionadas y la espalda recta, sujetando la carga firme y suavemente y alzándola pegada al cuerpo.
8. Realiza ejercicio físico de forma habitual: es el complemento ideal, especialmente si está supervisado por profesionales, para reducir la incidencia de lesiones musculoesqueléticas, su frecuencia y gravedad. Programas de ejercicio físico especialmente beneficiosos para la prevención de TME son: los de entrenamiento en técnicas de levantamiento de cargas, de mejora de flexión-extensión del tronco, de tonificación muscular, de estiramiento y relajación muscular, de movilidad articular, de reeducación postural, de entrenamiento aeróbico o de velocidad y equilibrio, entre otros.

 Artículo elaborado por los técnicos de la Oficina Técnica de Prevención de Riesgos Laborales de la CEL, financiada a través de la Fundación para la Prevención de Riesgos Laborales

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